1.Hijo, no te entristezcas si ves a otros honrados y ensalzados y tú despreciado y humillado. Dirige tu corazón hacia mí, en el cielo, y no te angustiará el desprecio de los hombres sobre la tierra.

Lea también: Todo honor temporal, toda grandeza humana, son vanidad y locura

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.