1.Hijo, que las tareas que has emprendido por mí no abrumen tu espíritu, ni te depriman las tribulaciones. Por el contrario, en todo acontecimiento mi promesa te dé fuerza y consuelo. Yo te puedo recompensar más allá de todo límite y medida. Aquí no padecerás por mucho tiempo ni serás por siempre atormentado por los dolores. Espera un poco más y verás cuán pronto llegará el fin de tus sufrimientos. Se acerca la hora en que terminarán las fatigas y las inquietudes. Todo lo que acontece en esta vida es poca cosa y dura poco tiempo.

Lea también: Señor, Dios, justo juez, fuerte y misericordioso

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.