“La vida no responde a lo que tú quieres, la vida responde a lo que tu transmites”.

Una persona es coherente cuando su actitud es consecuente con su postura mental, se observa correspondencia entre su forma de pensar, sentir y actuar.

La coherencia emocional se expresa dentro de un marco de madurez, donde la persona se responsabiliza de sus actos y las consecuencias de las mismas.

Dejar de ser culpables, victimas, nos permite tomar de nuevo la coherencia que nos conecta con nuestros sentimientos, emociones y comportamientos. Lo que piensa la mente debe relacionarse de forma directa con lo que siente el corazón para que nuestras acciones reflejen la verdadera esencia del ser.

La coherencia emocional genera salud, nos energiza, brinda sanación, por eso hay que cultivarla, porque por la falta de coherencia podemos sufrir una alteración o un conflicto interno que nos lleva a desconfiar de nosotros y de nuestro mundo, sintiendo sufrimiento, malestar y sentimientos de culpa, todo esto nos roba la estabilidad emocional.

Aplica tu escala de valores y se firme en tus principios.

Sentirla conscientemente, experimentarla y observar, si en realidad sí estoy dando mi mejor versión a los demás. Tu sabrás que funciona a tí eso que tú quieres ser. Siempre serlo primero contigo y luego con los demás. Pregúntate: ¿Yo soy amable, yo soy amoroso, yo soy paciente, yo soy amor?

Pensar creativamente, coherentemente te garantiza una posición de confiabilidad ante los demás en cualquier área de tu vida. Observa, detecta tus contradicciones y aprende de tus errores, estar dispuesto a ratificar y mejorar.

Obrar, accionar correctamente, asertivo con tus palabras y acciones para encontrar un equilibrio, piensa siempre antes de hablar o de hacer algo, tomate tiempo para evaluar y detectar tus emociones, gestionarte.

Entre los enemigos de la coherencia está la mentira. Escucha a los demás y acepta las diferentes formas de pensar. No olvides, ser coherentes conlleva trabajar en ti, desde adentro hacia afuera para integrar todo tu ser. Siempre podemos reflexionar si se está obrando en coherencia con los valores y principios que se han sembrado para la vida. Lo más importante es que siempre se puede empezar de nuevo, si algo no te gusta lo puedes cambiar con una nueva actitud.

Podemos decir que vivimos en coherencia cuando asumimos un compromiso consciente e inconsciente con un objetivo o comportamiento determinado y actuamos en consecuencia. Siempre sa lo mejor de y lo mejor vendrá.

Por: Martha Isabel González

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