4. Noé, hombre santo, trabajó cien años en la construcción del arca para salvarse él con algunas personas; y ¿cómo podré yo, en una hora, prepararme a recibir dignamente al artífice del mundo?

Moisés, gran siervo tuyo y tu amigo especial, hizo un arca de madera incorruptible y la revistió de oro purísimo, para depositar en ella las tablas de la ley; y yo, criatura corrompida, ¿cómo osaré recibir con tanta felicidad el autor de la ley y al dador de la vida?

Salomón, el rey más sabio de Israel construyó con un trabajo de siete años, un magnífico templo en honor de tu nombre, celebró durante ocho días las fiestas de la dedicación ofrendando mil víctimas pacíficas y al sonido de trompetas y entre aclamaciones de júbilo, colocó solemnemente el arca de la alianza en el lugar preparado de antemano.

Y yo miserable, el más pobre de los hombres, ¿cómo te introduciré en mi casa, yo que a duras penas puedo aguantar media hora de oración? ¡Y ojalá que por lo menos una vez fuera media hora transcurrida como se debe!

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.