2. El que se atribuye algo bueno, impide que sobre él llegue la gracia de Dios, porque la gracia del Espíritu Santo busca siempre un corazón humilde.

Si tú supieras anonadarte perfectamente y apartarte de todo amor terreno, yo, ciertamente, iría hacia ti con abundancia de gracia. Cuando miras a las criaturas, éstas te impiden la mirada del Creador. Aprende, por lo tanto, a vencerte en todas las cosas por amor al Creador, así podrás alcanzar el conocimiento de Dios.

Cualquier cosa, por pequeña que sea, si se la ama y mira desordenadamente, obstaculiza la llegada del Sumo Bien y corrompe el corazón.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.