36. Cuando el Espíritu Santo, su Esposo, la encuentra en un alma, vuela allí y entra plenamente, se comunica a esta alma con abundancia, en cuanto ella da lugar a su Esposa; y una de las grandes razones por las que el Espíritu Santo no hace ahora maravillas asombrosas en las almas, es porque no encuentra en ellas una tan gran unión con su fiel e indisoluble Esposa. Digo indisoluble Esposa, ya que después de que este amor substancial del Padre y del Hijo se desposó con María para producir a Jesucristo, la Cabeza de los elegidos, y a Jesucristo en los elegidos, Él nunca la ha repudiado, pues Ella ha sido siempre fiel y fecunda.

Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María

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