2. Gran sabiduría es no ser precipitado en el obrar, ni tercamente agarrado a las propias impresiones. Gran sabiduría, es, además, no creer todo lo que cuenta la gente y, en seguida, relatar a los demás cuanto hemos oído y creído.

Prefiere hacerte guiar por un hombre mejor que tú y no caminar en pos de tu parecer. Antes de obrar toma consejo de persona prudente y de recta conciencia. La vida virtuosa hace al hombre sabio según el espíritu de Dios y experimentado en muchos asuntos. Cuánto más íntimamente humilde y obediente a Dios sea uno, tanto más será prudente y medido en todos sus actos.

Lea también: Capítulo 4|Prudencia en las acciones

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.