3. Hay algunos que viven en paz con sigo mismos y con el prójimo. Y los hay que ni tienen serenidad ellos ni la dejan tener a los demás. Constituyen una carga para los otros y, todavía más pesada, para sí mismos.

Hay también algunos que viven en paz y se esfuerzan en sembrarla entre sus semejantes. En esta miserable vida, nuestra total tranquilidad consiste más en el humilde sufrimiento que en rechazar contrariedades. El que más sabe padecer, mayor paz tendrá; vencedor de sí mismo y señor del mundo, será amigo de Cristo y heredero del cielo.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.