110. Por fin, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada; o sea, inspira al alma a no buscarse a sí misma, sino sólo a Dios en su santa Madre. un verdadero devoto de María no sirve a esta augusta señora movido por el lucro o el interés, ni por su bien temporal ni eterno, corporal ni espiritual, sino únicamente porque Ella merece ser servida y Dios sólo en Ella; no ama a María precisamente porque le haya hecho algún bien, o lo espere de Ella, sino únicamente porque es amable. Esta es la razón por la cual la ama y la sirve tan fielmente en los disgustos y sequedades, como en las dulzuras y fervores sensibles; la ama tanto en el Calvario como en las bodas de Caná.

¡Oh! Cuán agradable y precioso es a los ojos de Dios y de su Santísima Madre un tal devoto, que en los servicios que a Ella presta no se busca en nada a sí mismo. Mas, ¡cuán raros son ahora! Y es con el objeto de que no sea tan raro, que he tomado la pluma para escribir en el papel lo que he enseñado con grandes frutos, bien en público o en particular, en mis misiones durante muchos años.

Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María

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