3. Nadie experimenta plena alegría si la conciencia no le da buen testimonio. La seguridad de los santos siempre ha estado llena del temor de Dios. Ellos brillaron por sus virtudes extraordinarias y por sus dones, mas no por eso dejaron de ser cuidadosos e íntimamente humildes. El sentido de seguridad de los malos proviene de la soberbia y de la presunción que acabarán por decepcionarlos siempre más. Nunca te tengas por seguro en esta vida, aunque te consideres un buen religioso o un santo ermitaño.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.