2. ¿Qué aprovecha vivir mucho cuando nos reformamos tan poco? Sí; una larga vida no siempre enmienda, por lo contrario, a veces aumenta las culpas. ¡Ojalá hubiéramos transcurrido bien, aunque fuera un solo día en este mundo! Muchos llevan la cuenta de los años de su conversión, pero a menudo, es muy pobre el fruto de la enmendación. El morir es, ciertamente, algo que asusta, pero, es más peligroso, a veces, el mucho vivir.

Bienaventurado es aquel que siempre tiene delante de sus ojos la hora de su muerte y todos los días se dispone a morir. Si alguna vez has visto fallecer a una persona piensa que tú también transitarás por el mismo camino.

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.