2. ¿Señor, cuántas veces debo abnegarme y en qué cosas renunciar a mí mismo?

3. Siempre y en toda circunstancia, tanto en lo poco como en lo mucho. Nada exceptúo y en todo te quiero encontrar desprendido. De otra manera, ¿cómo podrás ser mío, y yo tuyo, si no estuvieras despojado, tanto en lo interior como en lo exterior, de toda voluntad propia? Cuanto más pronto lo hagas, tanto mejor te irá, y cuanto más completa y sincera sea tu abnegación, tanto más me agradarás y aumentarás tus méritos.

Lea también: Capítulo 37|La Libertad de espíritu se alcanza con la total y absoluta renuncia de sí mismo

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.