2. Gustosos buscamos algo que nos consuele y con dificultad el hombre se despoja de sí mismo. El mártir san Lorenzo se desprendió del mundo y hasta de su obispo, porque despreció todo lo que en el mundo parece delicioso y, por amor a Cristo, dócilmente consintió en ser separado de Sixto, sumo sacerdote, a quien mucho amaba.

De modo que con el amor del Creador venció al amor del hombre y prefirió el beneplácito divino a un consuelo humano.

Tú también aprende a dejar algún amigo íntimo y querido, por amor de Dios, no te duela mucho si alguna amistad te abandona, sabiendo que, al fin, es necesario que nos separemos todos unos de otros.

Lea también: Capítulo 9|Privación de todo consuelo

Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.