10. La naturaleza es codiciosa; le gusta más recibir que dar; además de las propias, ama las cosas ajenas. La gracia, por el contrario, es compasiva y abierta, evita la particularidad y se contenta con poco porque juzga que hay más felicidad en dar que en recibir (He. 20, 35).

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.