Como práctica del Diplomado Instructores SmartFilms certificado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano y financiado por el Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia, tuve la oportunidad de realizar dos cortometrajes para participar en el Festival de Cine SmartFilms, el primer festival de cine hecho con celulares en el mundo.

Lea también: 82 jóvenes de Antioquia se capacitan como Instructores SmartFilms

Lea también: Se graduaron los primeros Instructores SmartFilms del país

Lea también: El sueño está en la selección oficial del Festival de Cine Smartfilms

El primer corto lo realizamos en la ciudad de Medellín durante un campamento de 40 horas donde se trabajaron 4 módulos sobre escritura, realización, actuación y monetización de contenidos.

Se llamó «Nos Quedamos» y fue elaborado durante dos días entre cuatro miembros del Diplomado para la categoría SmartFilms Minutos patrocinada por el Banco Interamericano de Desarrollo -BID- y que buscaba que jóvenes y profesionales a través del arte y la tecnología desarrollaran un corto de máximo dos minutos sobre prevención y seguridad ciudadana en América Latina y el Caribe con el tema «Yo no tengo miedo a disfrutar de mi ciudad».

«Nos Quedamos» nos invita a disfrutar la ciudad… incluso después de morir. No querrás irte.

«El Sueño» fue grabado en Sonsón

El segundo corto era para la categoría Film1nuto Vertical patrocinada por Néctar. Este lo debíamos realizar cada uno en su municipio y el tema era «Néctar nos une», un llamado a crear historias inspiradas en la Actitud Néctar, que tiene como premisa volver un momento cotidiano algo extraordinario con aguardiente Néctar.

«El Sueño» lo realizamos en Sonsón, aprovechando su arquitectura colonial en calles, casas; y en un lugar muy especial para los lugareños y visitantes «La Jonda» un museo y bar donde existe una amplia colección de objetos antiguos que eran utilizados por los primeros habitantes del municipio.

«El Sueño» es la historia de Rosa, una profesora que vive sola en su casa colonial en el Municipio de Sonsón y por cosas del destino peleó con su novio, un joven campesino, cultivador de café. Rosa se quedó dormida leyendo las “Historias de Amor” de Aguardiente Néctar, nos une, y al despertar, su sueño se hizo realidad.