Había una vez un nacimiento de agua que se precipitaba montaña abajo. El agua que brotaba de la tierra era totalmente nueva y no conocía el camino por el que le tocaba partir. Ese mismo día de su nacimiento, allá en la montaña, el agua Clara estuvo muy preocupada y antes de rodar cuenca abajo prefirió quedarse por unos días en los árboles que estaban a su alrededor. Se metió por las raíces e impregnó cada tallo y rama del árbol. Allí vivió por un tiempo viendo como la demás agua que brotaba del nacimiento salía incesantemente cuesta abajo.

El árbol creció y las puntas de sus hojas empezaron a cambiar de color. El sol, hermano del agua, dijo: Clara, es hora de que sigas tu camino, he abrazado demasiado a todos los árboles del planeta y están entrando en un periodo de sequía y evolución, tú debes volver a la fuente y seguir tu camino.

Clara sintió un poco de temor pero ya estaba preparada para realizar el recorrido más importante de su vida. Se deslizó sabiamente por las raíces del árbol y volvió al nacimiento de donde había salido. Sintió un poco de frío por el cambio de temperatura pero al instante ya se había acostumbrado.

De repente una corriente la jaló río abajo dejando atrás su amigo el árbol. El agua iba tomando más velocidad a medida que avanzaba. Clara se sintió tranquila y segura dejando fluir su cuerpo por todo el camino.

Iba en un mar de frescura, transparencia y tranquilidad observando como las aves surcaban los cielos libremente. Los árboles le proporcionaban momentos de sobra y otras veces momentos de calor. Iba tan plácida y segura.

Por un momento cerró sus ojos para disfrutar de la pendiente. El agua Clara que se acercaba cada vez más a un río negro redujo su velocidad y por un momento sus ojos permanecieron oscuros y nublados, las aves, los árboles y los animales que antes había observado se tornaron negros y sin color. Clara muy sorprendida se detuvo agarrándose de un rama de un árbol que tocaba el agua.

Subió al árbol y descansó. Sus ojos lentamente volvieron a brillar. Nuevamente el color de la naturaleza era el mismo que ella había conocido. Cuando miró al río descubrió que esté se encontraba negro y contaminado, y que los animales que en él vivían habían muerto.

Conmovida empezó a llorar, no podía imaginar una vida así tan oscura y triste. Las lágrimas llegaron al río negro quien al ver semejante tristeza dijo a Clara. No llores, no es tu culpa. Llegaste hasta donde podías, es momento de que mueras y sigas tu camino.

Clara no podía comprender lo que el río negro le había dicho, prefirió reposar en el árbol que pacientemente la había acogido en su regazo y durmió.

Al despertar, ¡oh sorpresa!, la rama del árbol donde se encontraba había caído al agua y viajaba junto a ella ribera abajo. El agua seguía del mismo color. Clara se sujetó fuertemente de la rama y observó como el río era contaminado por otros afluentes que salían de entre los arbustos. No podía imaginar que alguien pudiera hacerle tanto daño a su familia y que optaran por pasar de un lindo color claro a un feo, repugnante y mal oliente color oscuro.

Este viaje estuvo lleno de malos momentos pero ella guardaba en su interior un final feliz y tranquilo. Luego de viajar miles de horas, y de atravesar a ríos más grandes y caudalosos pudo comprender que ese no sería su final. Encontró en el camino como una familia de Ríos Claros luchaba incesantemente contra el río negro para diluir su color y convertirlo en un río cristalino.

Clara al ver semejante espectáculo, salto del lado claro y se unió a la familia Cristalina. Luchó junto a ellos todo el día hasta que por un momento el agua se tornó toda de un color azul… había llegado al cielo.

Pensar en el Medioambiente es pensar en el Planeta y en su conservación

Pensar en el medioambiente es pensar en el planeta y en su conservación. Miles de personas estamos tomando conciencia de la importancia que tienen los ecosistemas y la naturaleza para la existencia de la vida en el planeta.

Han sido muchos los fenómenos ambientales y los llamados de atención que la tierra ha venido haciendo a lo largo de los años por causa de los excesos en la explotación de los recursos naturales y en el impacto ambiental que ha causado el ser humano; el deterioro en las capas de la tierra es notorio y aún así, muchos insisten en seguir haciendo daño.

Por la web circulan videos espantosos de catástrofes naturales, fenómenos anormales en el ambiente, sujetos que cazan indiscriminadamente animales y especies en vía de extinción. Son exagerados la cantidad de ataques hacia la especie y la vida en el planeta.

Pero ya es hora de despertar, de abrir los ojos y valorar en cada partícula el milagro de vida, de descubrir en la inmensidad el sentido de las cosas y encontrar en ellas la interrelación y el objeto de su creación.

Es necesario crear una cultura del cuidado y la conservación del medioambiente, de enseñar a los niños y niñas el valor que tienen los recursos naturales para la vida en el planeta, de no ser así, el panorama del futuro no será nada alentador.

Por eso, en el Oriente Antioqueño, hoy queremos sumar la voz de miles de personas que conocen la importancia del medioambiente para convivir en un contexto de armonía y paz, porque reconocen el valor que tiene la tierra para poder cultivar y cosechar sus productos, y la labor que cumple el agua en el crecimiento y desarrollo de las plantas. Por qué reconocemos su valor tan sagrado para la humanidad y sabemos de la deuda ambiental que tenemos.

El medioambiente lo es todo, es nuestro motor de oxígeno, alimentos, diversión, conciencia y evolución. Estamos a tiempo de cambiar la historia y dejar un legado con más de las riquezas que en la actualidad tenemos. Ha llegado el momento de mirar más hacia el exterior y entender los mensajes que el medio nos brinda para adaptarnos a su entorno y no al contrario.

Es la hora de entrar a convivir con todas las especies que habitan la tierra, de respetar sus espacios y de tomar conciencia de su función. Es el momento de actuar.

Y hoy queremos que todas las personas que lean esta publicación conserven para siempre ese mensaje de amor y respeto por la naturaleza para que cada día seamos más las voces que se unen al clamor de la madre tierra, ¡menos consumo + vida!